Sin importar el tipo de piel que tengas, siempre la debes
hidratar; no importa si tu piel es grasa, tus células y tejidos de igual
manera necesitan agua para defenderse de los factores externos que
aceleran el envejecimiento cutáneo.
El agua es la única sustancia
capaz de dar elasticidad a la capa de células externas de la epidermis y
sólo así nuestra piel lucirá suave y tersa. Pero beber agua no es lo
único para una piel radiante.
Para lograr la hidratación lo
primero es tener hidratado todo el cuerpo bebiendo abundantes líquidos,
sobre todo en épocas de calor. Y por otro lado aplicarse cremas
hidratantes de forma habitual y sobre todo tras exposición a condiciones
de exceso de frío o de exposición solar.
Además es bueno saber
que con el paso del tiempo las glándulas sebáceas son menos activas y la
piel pierde, en cierta medida, la capacidad de retener agua, por lo que
se reseca con más facilidad.
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